En la penumbra del destino inclemente,
nace un romance con besos y flores,
un amor que crece, mas no se adentre,
pues entre los amantes, la muerte acecha en rigores.
Ella, con su risa como dulce melodía,
él, con sus ojos llenos de pasión,
se entregan al amor con valentía,
sin saber que les espera la desolación.
Una enfermedad fatal se cierne sobre ellos,
una sombra de tristeza y despedida,
cómplice muda de inquebrantables destellos,
que convierte su idilio en cruda desdicha compartida.
Van perdiendo el tiempo como arena en el reloj,
cada caricia es un adiós disfrazado,
en cada abrazo se esconde un zarpazo atroz,
y el amor perece en un destino marcado.
Así, el romance que en su cúspide brillaba,
se desvanece en un final sin salida,
la enfermedad terminal todo lo aniquila, y sella
la tragedia de dos almas en agonía.